Tras su tercera edición, el evento anual “La sembradora de Ideas”, organizado por el Ayuntamiento de Monzón se consolida como un evento imprescindible sobre la evolución del sector primario. En la edición de 2023 el tema elegido fue “Paso a paso: fertilizar y digitalizar las explotaciones”. El evento contó con una ponencia de apertura por Ramón Isla, investigador del CITA.
La producción de alimentos se encuentra ante un reto formidable en los próximos años. Por una parte la población mundial se prevé que siga creciendo hasta más de 9.000 millones de habitantes para 2050, lo que supone la necesidad de incrementar la producción de los cultivos de una forma considerable, al menos con los actuales hábitos de consumo alimentario de los países desarrollados. Esta mayor producción, en muchos países, no puede hacerse a través del incremento de la superficie de cultivo, debido por un lado a la falta de suelo fértil y por otro lado a la necesidad de mantener áreas sin cultivar (bosques , praderas, zonas de ribera etc..) que ejercen unas funciones también vitales para el funcionamiento del planeta (almacenamiento de carbono, retención y depuración de l agua, retención del suelo) y para mantener el hábitat del resto de las especies del planeta.
El nitrógeno es esencial para la producción agraria y fue el elemento más limitante de los cultivos antes del descubrimiento de la reacción de Haber Bosch en 1910 que permitió producir amoniaco a partir del abundante nitrógeno atmosférico. El químico alemán Fritz Haber recibió en 1918 el premio Nobel de química por dicho descubrimiento, lo que indica la repercusión que tuvo dicho avance. A partir de entonces, la producción de fertilizantes nitrogenados permitió aumentar de producción de los cultivos de forma exponencial. Sin embargo, en los últimos 50 años su amplio uso ha supuesto una alteración del ciclo de nitrógeno a nivel planetario, provocando entre otros problemas procesos de contaminación de aguas superficiales y subterráneas, efectos negativos sobre la diversidad en los ecosistemas y aumento de las emisiones de óxido nitroso, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.
Estos hechos hacen necesario aumentar los esfuerzos para mejorar la eficiencia con que los sistemas agrarios utilizan el N que se aplica, lo que en términos agronómicos se define como Eficiencia en el Uso del Nitrógeno. Algunos trabajos estiman que aproximadamente, a nivel global, el 47% del N que se añade a los cultivos se convierte en N en productos cosechados. Esto implica que una parte considerable del N que se aplica no se utiliza y se acaba perdiendo por distintas vías de los agrosistemas. El objetivo es maximizar la eficiencia, pero manteniendo niveles productivos elevados que permitan que la actividad económica de los agricultores sea viable y aumentar la producción de alimentos. El intenso aumento de la cabaña ganadera en el Valle del Ebro en las últimas décadas ha aumentado la magnitud del reto, dada la gran cantidad de estiércoles y purines generados.
La presentación de Ramón Isla trató de estos conceptos sobre el uso del nitrógeno en la agricultura, así como de las estrategias para optimizar la eficiencia del uso del nitrógeno. Entre ellas, la optimización de la dosis de fertilizantes nitrogenados inorgánicos y orgánicos, la aplicación fraccionada de estos fertilizantes, el uso de fertilizantes de liberación lenta, el ajuste del riego a las necesidades de agua de los cultivos para minimizar las pérdidas de nitrato por percolación, o la rotación de cultivos incluyendo leguminosas. En los últimos años, los avances en agricultura de precisión apuntan al uso de nuevas tecnologías que ya permiten ajustar las dosis de N en las distintas zonas de la parcela en función de las necesidades y/o del N disponible.
La presentación puede consultarse y descargarse aquí:
Enlace al evento de La Sembradora de Ideas de 2023: